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CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN - ICESI

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viernes, 27 de mayo de 2016

EN ESTA NOCHE




En esta noche, donde el silencio se hace cómplice, donde la verdad se asoma sin entrar, donde el creerte se vuelve una paradoja, donde el tenerte se hace cada vez más efímero, más distante, donde las palabras juegan una ronda y se van, donde las lágrimas parecen tener asidero, donde el mirarte es una odisea, y donde el rozar tu piel es una tentación entre la luna y el sol, me dejó seducir por esa flor reciente que brota en medio de los dos.

En esta noche, donde el invierno no ha querido levantar el vuelo, donde las puertas de mis sentimientos se entreabren, donde la luz de las farolas de la avenida se hacen tenues, donde el frío piso de mi habitación recuerda una historia, donde las paredes recién pintadas se hacen collage, donde la canción primera que nos dedicamos no deja de sonar, donde un vaso lleno de agua reposa en la mesa, me dejo envolver por lo que aún existe aunque sin la fuerza del ayer.


En esta noche, donde las estrellas aparecen tímidas, donde el viento del norte hace remolino en el parque, donde los frenos y los pitos de los coches son el sonido permanente de la ciudad, donde la noticia más fresca fue la de hace dos días, donde un lápiz y un papel hacen un encuentro para plasmar el dolor que no se deja arrancar y que permanece en un rincón esperando que su voz de una explicación, me dejo llevar por creer que vendrá la verdad.


En esta noche, donde mis kilos de menos cuelgan en el patio, donde una pista de carros espera ser encendida, donde unos zapatos empolvados reposan al lado de la mesa de noche, donde el credo de lo sublime fluctúa entre lo verde y lo azul, entre la madurez y el verse crío; donde la risa pintada se hace llamar azucena y las hojas del almanaque han tomado el color amarillo, descubro que tus besos me hacen falta como los rayos del sol al amanecer.

En esta noche, donde mirar tu foto es el plan romántico por excelencia, donde cerrar mis ojos y sentir la brisa del mar es una transportación a lo más bello, donde el soñar despierto con estar juntos en una hamaca haciendo el amor hasta que nuestros cuerpos se eleven, es una escena puesta en lo más sagrado, donde el decirte TE AMO una y otra vez con todo mi ser, es un mañana sin final, es un beso donde no existe el tiempo, ni espacio.


En esta noche, donde el arpa celestial toca sin parar, donde los recuerdos de lo vivido aparecen entre las hojas de una planta, donde el sí de una tarde y la caricia de una mañana, se mezclan para recuperar lo esencial de lo nuestro, donde el esperar un perdón es una tarea titánica, donde la simpleza es una constante en tus palabras y tus acciones, donde el desear tenerte no aparece porque tus silencios quieren sepultar toda posibilidad de volver estar, me dejo caer ante la imposibilidad de entender tu forma de amar.

En esta noche, donde ya no espero a que llegues, donde ya no creo en las hadas, donde la calidez de lo ofrecido solo es una bolsa de sueños, donde el aparecer sin anunciarte es una locura detrás de la puerta, donde la estampita de la reina cuelga en el portón como reliquia, donde el tic – tac del reloj es un marcha nupcial, donde la voz susurrada se ha vuelto palabra muerta, me dejo llevar por la idea que lo nuestro fue una magia que no volverá.

Roxanne
(Gustavo Gómez Reyes)

martes, 10 de mayo de 2016

EL AMAR



EL AMAR

El amor. Nace para crecer entre la sutileza de verse lleno de verdad, de dulzura, de calidez, bordeando a la locura para sentirse pleno entre las potencialidades y vestirse con un traje multicolor.

El amor. Desde el corazón brotan sensaciones de magia, coquetea con el donaire y se acuesta en la cama de la honestidad, detesta a la estúpida mentira que se quiere colar entre las sábanas mientras duerme plácido en los brazos del respeto.

El amor. Es el amigo fiel de la inocencia, seduce sin reparo a la pasión y se desnuda cual puro y virginal ante la mirada penetrante del deseo, que en silencio espera que la noche llegue, para que alrededor de unas copas de vino, comience la faena.

El amor. No es arrogante ni miserable, es sutil y encantador, es sublime y profundo, es de dos en un mundo creado para hacer brillar al otro, que haciéndose yo, se amalgama entre las letras de un “ya llegaste”, “te esperé”, “¿me amarás?”.


El amor. Es  tan benigno que perdona, escucha, comprende, se enaltece y hace vibrar cada momento con la más sencilla sonrisa, con la mirada encantadora y en el cada instante de un día, llena la cabeza de los recuerdos más hermosos y románticos que se haya vivido.

El amar. No es ofensa ni humillación, no es tristeza ni dolor, no es engaño ni maltrato, no es irrespeto ni amargura, no es un juego ni no decidir, no es una iletrada ni una espera en la noche a que tus sueños se vayan por la alcantarilla del patio de atrás.

El amor. Es crear, es compartir, es un cantar bajo la lluvia, es un rozar de manos y maravillarnos como la luna cambia de color, es verte sonreír y hacer que tu entrega se haga pluma que se eleva donde no haya tiempo y ni memoria.

El amor. No solo son dos palabras, que se pronuncian en un instante de efervescencia, es un sentimiento profundo del alfabeto, con una mezcla de locura, de aventura, con un dar sin pedir y con un vibrar desde el corazón.

El amor. Es una esplenda bondad que se extiende por todos las esferas del universo de los sentimientos, no es aquello que se quiera sentir, es un sentir sin querer que se apropia de todo tu ser, desde los pies hasta la cabeza.


El amar. No es herir y tampoco gritar, es verter toda nuestra identidad dejando en el otro nuestra esencia en todo lo que hacemos, es secar con besos las lágrimas derramadas por el daño causado, es dar respuestas y no problemas, es dar seguridad y no dudas.

El amar. Es dejar de pensar en el yo para empezar a pensar en un nosotros; es apostar todo, como en un juego de póker, asumiendo el riesgo de quedarse sin nada; es decir un “hola” con un tono diferente y nunca destrozar el corazón de la persona amada.

El amor. Cuando es verdadero no deja de soñar lo inalcanzable y espera siempre lo imposible, es mantenerse firme en las adversidades y prometer desde lo más profundo de su ser que, las discusiones solo serán cosas del pasado y no volver a cometer los errores otra vez.

El amar. Es extrañar, es desear, es pensarle las veinticuatro horas del día y unos minutos más, es recordarle desde que estás despierto hasta que duermes, es sentir su piel aunque no esté cerca, es volar con la imaginación a los lugares donde solo caben los dos.

El amor. Es un sentir de los dos para los dos y entre los dos, y como dice la canción: “es un espacio donde no hay lugar para otra cosa que no sea amar, es algo entre tú y yo”.


Roxanne
(Gustavo Gómez Reyes)

jueves, 5 de mayo de 2016

DESDE UN SUEÑO



DESDE UN SUEÑO

Mi emoción hoy se hizo grande, cuando entre mis brazos te tuve, tan pequeño, tan frágil, tan lleno de vida, tan precioso cual lucero del atardecer, tan inocente como el primer beso dado en el pasillo de la casa grande de los abuelos, tan suave como la primera caricia ofrecida en pleno mes de marzo, tan tú, como única creación de Dios.

En una noche del tercer mes, del año decidido, entre las miradas fijas y un deseo ofrecido, las ganas del amor pensado en un tercero, se hicieron realidad. Ella sonriente, yo condescendiente, ella intrigada, yo amoroso, ella puesta en plena, yo sutil en la intimidad.

Los días pasaban en la normal tranquilidad, una convivencia, yo llegaba y una noticia en la cama: “Gracias por darme tanta felicidad, por sembrar en mí la semilla de la maternidad. ¡Vamos a ser padres!”. Mis ojos se aguaron, mi corazón se hizo bomba, mis piernas se hicieron tranvía y un abrazo de felicidad plena envolvió a aquella doncella que llevaba en su vientre mi más magnánima alegría.

Los meses transcurrían y desde adentro él se manifestaba, mi voz le estimulaba y hasta la música de Mozart se mezclaba entre las sensaciones, sus pataditas, sus movimientos, y otra lágrima rodaba, un cuarto se organizaba, el azul resplandecía, unos pequeños atuendos empezaban a llenar un closet y una ecografía confirmaba que era varón.

Santiago, Randhy Stephens Von Stoff, Alejandro, unos nombres empezaban a darse vuelta, te empezaste a hacer realidad desde aquél sueño que un día se habló, en mi rostro se dibujaban sonrisas, sin la presencia de tu ser, ya llenabas de luz nuestras vidas, la ansia crecía, y la historia de una nueva generación se abría camino.

El día estaba en las vibraciones, el mes onceavo hacía su aparición divina, una nueva maravilla de la naturaleza estaba por llegar, nervios, alegría, llanto, los pasos iban y venían, una camilla, una bata, los minutos no cesaban, la angustia se apoderó de mi ser, un ¡YA NACIÓ! Fue el grito apoteósico de esa noche.

Un dieciocho se erige como el número de la fantasía, le veo y sus ojos expresivos hacen que mi ser estalle de gran emoción, que los minutos sean eternos, las luces se apagan para que él brille en medio de la oscuridad que fría y simple permanecía, mi voz se quiebra y unas lágrimas de solo dicha, ruedan por mis mejillas limpiando el cansancio y resplandeciendo mi gozo de ser papá.


Una camita con sábanas frescas y calientitas le reciben, una mirada que se centra en querer identificar, unas enfermeras que lo atienden, un himno de Gloria se eleva a lo más excelso, una familia que ora por su salud y unos ojitos que se van cerrando, suave, lentamente, hacen de éste angelito que llega desde lo más eterno que sea mi más puro y casto amor.

Las horas pasan y su sonrisa ya se dibuja, unas muecas y el amor crece, tenerte en mis brazos es la más magnánima sensación, me has hecho valorar la vida, me has hecho creer que todo tiene sentido, me has hecho sentir que existen amores verdaderos, me has hecho reír con locura, me has enseñado que hay una vida plena después de ti, me has enseñado que los sueños cuando están bien estructurados son la más bella realidad, me has permitido realizarme como hombre, me has colocado la etiqueta de papá.



Los pañales, los teteros, el llanto, el hacerte dormir en mis hombros, en mi pecho, el acariciarte mientras cerrabas tus ojos, contarte un cuento, hacerte una canción, enseñarte el mundo a través de mis manos, besarte, escuchar juntos a Beethoven, aprender a ver juntos dibujos animados, verte gatear, tus primeras caídas, de nuevo el llanto, sílabas sin pronunciar y un eco del gran amor, no para de estallar.

“Todas las noches,
Y bien de noche,
Yo a mi hijo le voy a cantar
Una canción, que hable de hadas
Donde los sueños se hacen realidad”

Si debo agradecer algún día a Dios, es por haberme permitido ser el padre de tan grande maravilla, por haberme puesto en tu camino, por haberme hecho crecer a tu lado como ser humano, como persona, como profesional, como ser social; debo agradecerle a Dios por haberme regalado tu presencia, por haberme hecho sentir de ésta manera tan infinita, por las lágrimas derramadas, por las risas esbozadas, por las caricias ofrecidas, por los besos dados, por el abrazo de la noche, de la mañana, por ser tu mi hijo, mi hijo amado.

Fuiste mi más bello, armonioso, benigno, angelical, tierno, dulce y deseado sueño y hoy eres mi más bella, armoniosa, benigna, angelical, tierna, dulce y deseada realidad.



Roxanne

(Gustavo Gómez Reyes)