Llega Febrero y con él otro año lleno de
expectativas, de incertidumbres, de aventura y sobre todo, de esperanza de ver
alcanzar el tan anhelado sueño de ser bachilleres, un sueño que se ha venido
trabajando desde que éramos unos críos, un sueño que ha tenido altas y bajas,
un sueño que por tener muchos matices, ha logrado hacer que maduremos un poco y
veamos con más seriedad, compromiso y responsabilidad, el estar éste año en el
grado ONCE.
Las diferentes asignaturas esperan por cada uno
de ustedes: la que les va a elevar el nivel cognitivo de la apreciación de los
números, la que les llevará por el mágico mundo de las ciencias, la que les
hará eximios deportistas, la que les elevará el espíritu a su máximo nivel, la
que les llevará por las ondas de las letras y la que les hará intelectuales
desde Grecia hasta Occidente.
El sol inclemente espera desde las seis, los
salones empolvados y un tablero impecablemente blanco anuncia que una tinta
ansiosa está por usarle y depositar en cada espacio todos los conocimientos que
se quieren compartir.
Las horas andan a una velocidad exagerada, el
timbre espera por hacerse notar, los pasillos extrañan el bullicio, los parques
desean volver a oír las historias que se cuentan en sus orillas, las risas que aún
quedaban en las paredes se han desprendido, en la tienda un café, un jugo y una
papa y el volver a las aulas es la más grande alegría.
Genera gracia saber que estarán ustedes de
nuevo con las ganas que los caracteriza sentados en los pupitres esperando que
las clases empiecen, que las charlas, los vídeos, los talleres y las tareas se
conviertan en su quehacer diario, que el susurro de una buena nota se vuelva
viral, que la angustia de una recuperación no sea constante éste año lectivo y
que solo habrá de manera permanente, notas de excelencia por doquier.
La espera terminó, y los meses de éste año
aguardan con celo que cada día sea una fiesta, que el compartir se dé entre
todos sin titubear, que la responsabilidad sea una amiga inseparable, que el
respeto sea el mayor confidente y que la cordura de la educación se sume a la
locura de la exigencia para que los resultados sean los anhelados.
¡BIENVENIDOS A UN AÑO DE EXCELENCIA ACADÉMICA!
Lic. Gustavo Gómez Reyes
Docente de Filosofía