REFLEXIÓN CASERA II
Pasan los días y en el silencio de las
habitaciones, se cocinan los pensamientos que se muestran eternos, plácidos,
ligeros y hasta ambiguos. La noche que se hace cómplice de las letras y los
recuerdos, se amanguala con el viento para azotar las ventanas y con el ruido
que produce, generar escalofrío.
El reloj avisa que es la hora del encuentro.
Reunidos en familia, nos tomamos de la mano para hacer una reflexión, nuestro
hijo lee un pasaje de la Biblia, luego cada uno de los tres adultos
intervenimos con pequeños comentarios y cerramos con un mensaje para
fortalecernos, dándonos todo el ánimo que nos permita seguir firmes ante el
aislamiento.
Nos relajamos, unas historias producen risas y
el tiempo va pasando cómodo, unos vasos llenos de refresco, unas galletas y la
luna que hace su presencia, se acicala, las estrellas tenues y brillantes se
pasean de un lado para otro, mientras el frío se hace más fuerte y los ojos de
nuestro hijo, van reduciendo su energía que estuvo bastante activa en el día.
Organizar la
cama, cepillarse los dientes, una breve oración antes de dormir, son la
rutina que hace nuestro peque y en un abrir y cerrar de puertas, ya se había
quedado dormido. Doña Fanny se dirige a su cuarto para ver un poco de
televisión (la novela que la tiene atrapada, ya está en su recta final), Luz y
Yo, nos vamos a nuestro cuarto a ver una serie que nos tiene en vilo y ya vamos
en la tercera temporada.
Las horas siguen su curso, los capítulos se
devoran con intensidad y el cansancio del día nos pasa la factura. El turno
para el baño y nos despedimos deseándonos una feliz noche, que el Ángel de la
Guarda nos acompañe todo nuestro sueño y que el día que viene, llegue con
buenas nuevas.
No sé si giramos o si el frio cesó, lo cierto
es que el calor de nosotros como familia sigue activo a cada minuto, que los
besos que nos debemos se acumulan con los deseos donde se encuentran los
abrazos, mientras tanto las miradas hacen fiesta, los gestos se han vestido con
sus mejores trajes para cada ocasión, una insinuación y el TE AMO se redescubre con actos de creatividad entre nosotros.
Mi esposa a salteado las nociones de estilista,
nuestro hijo hace competencia moldeando la plastilina, doña Fanny se ha hecho
una fiel televidente y Yo, he dejado volar mis manos hacia el arte de la
culinaria. Esperemos, que cuando debamos volver a la normalidad, los años no
hayan hecho estragos en nosotros y las fuerzas y la emoción sigan intactas para
estar en nuestros sitios de labores, es decir, la academia, la escuela.
Es otro día más, hoy no es tan brillante como
ayer, hay nubosidad, algunas gotas de lluvia empiezan a asomarse, la sala, la
cocina, las habitaciones, la habitación-estudio, desean respirar, el reloj está
en punto de las nueve, el señor de la mazamorra se pasa anunciando, una
avioneta sobrevuela el sector, una cuantas motos y el citófono suena, es el
portero para decirnos que Semana ha llegado.
La esperanza se sienta con nosotros en todo
momento, la fe nos sacude y la paciencia, camina a nuestro lado de rincón a
rincón. Sabemos que esta experiencia es única y que como parte de nuestro paso
por este mundo, debemos vivirla al máximo con la alegría de saber que se está
con las personas que amamos (las que están desde lo físico como las que lo
están desde la distancia pero en el corazón).
Mg. Gustavo Gómez
Reyes
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