EN ESTOS DÍAS
En estos días de aislamiento, donde ha sido
para muchos algo nuevo el compartir con la familia tantas horas, me he dado
cuenta que hemos estado alejados de lo que más debemos amar: NOSOTROS MISMOS.
La naturaleza ha sido pasiva, comprensiva y
hasta dócil con todos los exagerados tratos que le hemos dado a lo largo de su
existencia: hemos talado árboles; hemos contaminado ríos; hemos exterminado a
los animales; hemos creado armas de destrucción masiva sin medida; hemos
idiotizado al ser humano con tanta tecnología; hemos vuelto importante lo material
por encima de lo espiritual; hemos olvidado lo grande que somos como seres
creados.
Hoy ante el azote de un virus, que no importa
si fue creado por un científico loco pagado por una potencia para la
destrucción de la humanidad, hemos comprobado una vez más que somos los seres
más frágiles de la creación, pero que también somos los seres menos
inteligentes dentro de la cadena de los seres vivos, ya que de una forma u
otra, nos la hemos pasado creando maneras de destruirnos todo el tiempo.
Desde ser seres egoístas, mentirosos,
arrogantes, avaros, corruptos, hasta llegar a ser asesinos, ladrones,
usurpadores, cretinos, secuestradores, difamadores y blasfemos. Sin darnos
cuenta que todo lo que hacemos al otro es una ofrenda en altar hacia nosotros
mismos, es decir, que hemos sido víctimas de nuestros inventos, y que todo lo
que se ha planeado en contra del otro, ha caído sin vacilación a nosotros.
El maestro corrupto que cobra por las horas que
no trabaja, el congresista que hace leyes en contra del pueblo que lo eligió,
el presidente de un país que silencia a todos aquellos que le conocen su vida
de paramilitar, el sacerdote que usa su rol de clérigo para abusar de niños, el
policía que comparte lo producido por el ladrón, el cajero de un banco que se
presta para ser el atisbador en un fleteo, el guerrillero que tuerce sus
ideales y secuestra personas ocasionando el sufrimiento a toda una familia, el
deportista que arregla un partido y pierde toda ética deportiva, son algunos de
los ejemplos de lo mal que va la sociedad.
Hoy en la “soledad” de nuestras casas, a lo
mejor cada uno de nosotros nos hemos dedicado a hacer reflexiones, a hacer “mea
culpas”, a retomar (si alguna vez lo hubo) los momentos de oración, a leer la
Biblia, a hacer acuerdos de mejoras en las relaciones con los seres que habitan
nuestros espacios y sobre todo, a SER nosotros mismos en nuestra esencia o a
ser nosotros en la esencia de las circunstancias.
Con gritos unidos desde las distancias marcadas
por el aislamiento, pedimos que la imbecilidad del hombre cese de una vez y nos
hagamos más humanos; que cuidemos de nuestros animales Y de la naturaleza en
todo su esplendor; que cuidemos de nuestros seres amados en toda su condición
humana; que cuidemos nuestra relación con lo Divino; que cuidemos nuestras
voluntades y la forma de tomar nuestras decisiones y en especial, que cuidemos lo
que nos hace ser los seres pensantes y racionales: NUESTRA CONDICIÓN HUMANA.
Es menester aplaudir y felicitar a todos
aquellos que hoy son ejemplo de solidaridad; de agradecer a tantas y tantas
personas que elevan una plegaria porque cesen los muertos y los contaminados
por el virus; de agradecer a todas las personas que desde el aislamiento en sus
casas contribuyen para que el contagio y la calamidad sean menores; de
agradecer por tantas palabras de aliento y apoyo moral cuando la esperanza
flaquea; de agradecer a los médicos, enfermeras y a todos aquellos que
arriesgan sus vidas por salvar la de otros.
Hoy Tú y Yo somos la Luz que debe iluminar los
caminos de las dudas, de la desesperanza, de la discordia, de la idiotez, de la
mentira.
Por eso amigo/amiga, este mensaje es para ti.
Mg. Gustavo Gómez Reyes
(tatalius2005)
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