NOCHE SUBLIME
Tu mirada firme y el
andar fecundo de las palabras pugnadas, el beso añejo que nos dimos en el
primer mes de los quince en la hora permitida, con el deseo colorido y el sueño
de que sería eterno como una imposición de Cronos.
Tu caricia ardiente
entre la azucena y la margarita, con un jardín arropando la sonrisa ligera, un
niño jugando en el parque mientras el sueño de los dos descansando en una
hamaca, el aroma de tu sudor rodando por mi piel y una chimenea calentando nuestros cuerpos que van elevándose hasta sentir tocar el cielo una y otra vez.
Tu voz desnudó mi
esencia con cada palabra pronunciada, la música envolvía el compromiso que
adquirimos en esa noche sublime, donde la luna blanca e imponente, era fiel
testigo de la pasión que destilaba por los poros de nuestra piel virginal – limpia,
sumando restas que se hacen multiplicación y dividiendo lo que nos distanciaba
hasta dejar en cero lo negativo.
Tú y solo Tú ocupando
el centro de mi corazón, siendo la dueña de los recuerdos que desde un diciembre
octogenario, escribimos para una eternidad nuestra.
Mg. Gustavo Gómez
Reyes
(Roxanne)
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