EL CLAMOR POR LA NATURALEZA (1)
En la posibilidad de enfrentarnos al final de los tiempos y de ver como la tierra sucumbe ante la mirada atónita de nosotros los seres humanos, la naturaleza nos muestra su lado más vivo y derramando lágrimas de fuego, nos pide a gritos que le salvemos. Solo que la imbecilidad del hombre le hace sordo y ante su prepotencia y arrogancia, deja escapar los últimos segundos de vida que nos queda.
Los animales corren, vuelan, el agua se calienta, las ramas de los árboles se dejan caer impotentes ante la voracidad del fuego, las estelas de humo se apoderan de la selva y sus alrededores, el grito de los nativos es estéril y a kilómetros de distancia, unos canallas sentados en sus sillas reclinables, tomando un trago de miles de dólares, se mofan del espectáculo que presencian por la tele y oyen en la radio.
El negocio está saliendo redondo, dar una conferencia y culpar a los inocentes opositores de sus ideales y régimen, es la bastilla que usan para cubrir su ignorancia caldeada por la simpatía de sus seguidores involutos y en otro lado del planeta, unos “reyes” del universo, golpeando la mesa y con trajes de luces y escarpines, sonríen a espaldas de la destrucción de la naturaleza mientras sus cuentas bancarias personales se inflan con las acciones da ayudas falsas que anuncian en los adelantos de los noticieros.
Pero somos más los conscientes, los que agradecen a la tierra por todo lo dado, los que tratan de sensibilizarse con las bondades del creador, los que guiñan al universo pidiendo una nueva oportunidad, los que no copian las miserias de los hipócritas gobernantes, los que desde su humilde hogar nos esforzamos por dejar a nuestros críos, una huella marcada de ética, respeto y amor por lo ofrecido a la madre naturaleza.
¡Súmate a la lista de quienes desde la conciencia humana que tenemos,
daremos la lucha cerrada por no ayudar a destruir nuestro planeta!
Mg. Gustavo Gómez Reyes
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